¿Qué pasó con el oso Yogui?
Yellowstone es un parque natural estadounidense del estado de Montana reconocido como tal en 1872 en el que, como todos sabemos gracias a Hanna y a Barbera, hay muchos osos.
Los osos son unos bichos impresionantes con un ciclo vital muy bien planificado. Seis meses zampando y seis meses durmiendo. No es que sean los únicos animales que hibernan. Otros mamíferos, reptiles e insectos también practican esta disciplina que les permite sobrevivir a los crudos inviernos con temperaturas extremas y escasez o total ausencia de alimento.
En el caso de los osos, pueden hibernar hasta por seis meses sin comer, beber, orinar o defecar. Durante la hibernación, el ritmo cardíaco de un oso cae de unos cuarenta latidos por minuto a sólo ocho. Su temperatura corporal también desciende unos pocos grados y dependen de la grasa almacenada para obtener energía.
Aquí Grazer, la última ganadora de la Fat Bear Week, en dos fotos que muestran su evolución de junio a septiembre cuando va ya hasta arriba de omega 3 de salmón y está lista para la gran modorra.
Hace un tiempo que se hizo muy popular el momento en que uno de estos angelitos se levantaba de la siesta. Con más o menos la misma pinta que un treintañero después de una semana de Sanfermines o yo, a mis años ya, después de cuatro días de Mad Cool.
Pero, volvamos a Yellowstone. Si eres tan afortunado como para volar allí, al aterrizar en el aeropuerto Yellowstone West, junto con la habitual bienvenida escucharás por primera vez el mantra: No alimentar a los osos.
Los visitantes y campistas que se adentran en el parque natural, suelen llevar comida y, si el viento sopla en la dirección adecuada, los osos pueden olerla a kilómetros de distancia. Lo que no resulta un planazo para las personas a las que no les apetezca que una criatura de más de 300 kg destroce su campamento. Pero tampoco es genial para los osos, espabiladas criaturas que no tardarán demasiado en establecer la relación entra la presencia de personas y comida fácilmente disponible. Esto suele impulsarles a buscar cabañas y campamentos como fuente de alimento y les vuelve agresivos. El protocolo establece en ese caso, que puedan tener que ser ejecutados. Mal. No solo por el riesgo que puedan suponer para las personas, sino porque el hábito aprendido será muy probablemente transmitido a su descendencia.
Así que una de las reglas fundamentales a respetar cuando se visita el parque, es mantener los alimentos en contenedores resistentes a los osos. ¿Y cómo se certifica que un contenedor resistirá la curiosidad, tenacidad y fuerza de un oso? Pues habrá que probarlo.
En Yellowstone se encuentra el Grizzly & Wolf Discovery Center que coopera con agencias estatales y federales en las pruebas de contenedores de almacenamiento de basura y alimentos resistentes a los osos. Allí encontró Yogui un contrato por obra y servicio como probador de contenedores y eludió la pena de muerte después de que le pillaran llevándose unos emparedados de una primorosa cesta de picnic.
Un poco como El Pera. Que pasó de robar supermercados desde los 7 años y coches desde los 11 (siendo detenido más de 150 veces), a ser profesor de conducción evasiva para la Guardia Civil.
Cada oso prueba unos 60 contenedores diferentes por temporada, de abril a octubre, que el resto del año se lo pasan sobando. Prueban neveras, cubos de basura e incluso contenedores metálicos. Ninguna sorpresa sobre qué usan como cebo. Dentro de los contenedores colocan salmón, mantequilla de cacahuete y miel. Y de vez en cuando les ponen contenedores facilones para que consigan algún premio de vez en cuando y no presenten su dimisión inmediata y dejen de testar productos.
A pesar de todo, la explotación laboral de estos osos parece ser lo más responsable posible. Los trabajadores del centro no tienen ninguna interacción con ellos, no les hablan e incluso tratan de no ser vistos para mantenerlos lo más salvajes posible. No se les alimenta directamente sino que se colocan salmones para que los cacen en los estanques que tiene el habitat y se les esconden otros tipos de alimentos en diferentes lugares para mantenerlos lo más activos que sea posible dentro de un espacio de una media hectárea.
Aquí se les puede ver actuar en directo: Embedding IP Camera Live Video Stream into web page - IPCamLive.com
Los osos se van especializando y usan técnicas específicas para cada tipo de contenedor. Para los cubos de basura por ejemplo, suelen aplicar la técnica RCP. Se vuelcan sobre el cubo y presionan repetidamente, como haciendo un masaje cardiopulmonar a lo bestia, hasta que consiguen que reviente o separar la tapa. Con las neveras directamente se dedican a arrancar la capas de plástico y espuma aislante que las cubren con los dientes y las garras hasta que llegan al compartimento interior.
Si, después de un tiempo acumulado de exposición a estos ataques de sesenta minutos, se encuentra algún agujero que dé acceso al interior mayor de 0,6 centímetros, se considera que el contenedor no ha pasado la prueba. Porque en algún punto hay que poner el límite.
Estas pruebas otorgan la certificación a un contenedor de "Resistente a los osos". Nunca dicen "A prueba de osos" porque creen que, con tiempo ilimitado, un oso puede acabar accediendo al interior de casi cualquier contenedor.
Pero esa no es la única limitación que impide ir más allá y desarrollar una certificación a prueba de osos. Las conclusiones de estas pruebas de producto indican que es bastante difícil alcanzar el compromiso necesario para que un contenedor pueda ser usado por una persona y no por un oso.
Según testimonio de un guarda del parque de Yellowstone en los años ochenta: “Hay un solape muy significativo entre la capacidad e inteligencia de los osos más espabilados y los turistas más tontos”.
La combinación de posibilidades se me antoja delirante.